Una de las más grandes preguntas de la humanidad es: ¿Para qué fuimos creados? y una de las afirmaciones más contundentes al respecto fue:
A menos que se dé por hecho la existencia de Dios, la búsqueda del propósito de vivir no tiene sentido. Bertrand Russell (ateo)
Si uno de los históricos pensadores expresó lo anterior fue porque REALMENTE se dió a la tarea de buscar el fin de su EXISTENCIA, sin embargo, como les pasa a muchos, no lo encontró. El error se comete desde que empezamos a considerarlo, porque nos centramos en la humanidad, en el “yo” siendo que el punto de partida debe ser el creador de todo… DIOS!
Escrito está, que naciste por su voluntad y para su propósito y por más duro que suene en tu mente, hasta que no comprendas eso, tu vida no tendrá sentido alguno. ¿Cómo descubres entonces, el propósito para el que fuiste creado?
Hay dos opciones: ESPECULAR como lo han hecho los filósofos a lo largo de la historia (leíste la conclusión de Russell?) o ESPERAR la revelación divina, después de todo, Dios no es tan sólo el punto de partida en tu vida, sino la fuente de ella. Ahora, cómo buscas la revelación? lo hallar por medio de Su Palabra.
Es en Cristo que sabemos quiénes somos y para qué vivimos. Mucho antes que oyéramos de Cristo, El nos vio y nos diseñó para una vida gloriosa… Efesios 1:11
El anterior versículo muestra tres revelaciones para tus propósitos:
Encuentras tu PROPOSITO al tener una RELACION con JESUCRISTO.
Dios lo PLANIFICO. No te corresponde ESCOGER tu propio DESTINO.
El propósito de tu vida es uno que Dios planeó para la eternidad.
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